El cómic es una forma única y fascinante de contar historias que ha cautivado a lectores de todas las edades en todo el mundo. Pero, ¿cuándo surgió el cómic o historieta? ¿Cómo evolucionó hasta convertirse en el arte que conocemos hoy en día? En este artículo, haremos un breve repaso a la historia del cómic, desde las primeras insinuaciones de narrativa gráfica hasta la explosión de la industria de la historieta en el siglo XX.
Antecedentes de la historieta: pinturas rupestres y jeroglíficos
La narración visual existe desde que el ser humano camina sobre este planeta. Pocas cosas hay que nos definan tanto como especie como es la necesidad de contar historias y expresarnos a través del arte. Las pinturas rupestres, plasmadas por nuestros antepasados en las paredes de cuevas prehistóricas, son un ejemplo temprano de esta pulsión narrativa; estas pinturas, que datan de miles de años atrás, a menudo representaban escenas de caza y rituales tribales. En otras palabras, contaban sus experiencias, anhelos y preocupaciones. Hay quienes teorizan con la posibilidad de que estas pinturas tuvieran además una función religiosa, intentando atraer con su arte la fortuna en la caza. Ya en estas tempranas expresiones se puede atisbar un sentido de la narración secuencial, algo clave en el futuro desarrollo del cómic.
A medida que el homo sapiens dio sus primeros pasos hacia la civilización, este arte secuencial se volvió más rico y complejo. Ejemplo de ello son los famosos petroglifos egipcios, que, a través del uso de dibujos y escritura jeroglífica, esta civilización africana narraba las hazañas de sus reyes y las leyendas de sus diosas. De la misma manera, los griegos representaban sus mitos a través de representaciones pictóricas secuenciales. Este tipo de narración visual se produciría en muchas culturas alrededor del mundo y el tiempo, como es el caso de los códices de las civilizaciones mesoamericanas prehispánicas y los grabados religiosos de la Europa medieval.
El Siglo XVIII: Origen del Cómic Moderno
Pero lo que realmente conocemos a día de hoy como cómic o historieta lo encontramos en tiempos recientes. Es en el siglo XVIII cuando algunos caricaturistas británicos como Isaac Cruikshank comienzan a utilizar el globo de diálogo (más conocido como bocadillo) en sus sátiras políticas. En 1783 Joseph Franz von Goez publica “Leonardo und Blandine”, considerado por muchos como el primer libro de historietas de la historia. Esto, sumado a la invención de la litografía, que permitía la impresión masiva de dibujos, ayudó a consolidar el arte secuencial como un formato narrativo más.
Pero, sin duda, la historieta surge realmente como un producto de consumo de la sociedad industrial europea del siglo XIX. Es en este siglo cuando la prensa escrita se convierte realmente en un medio de masas, y donde caricaturistas y humoristas encuentran su forma de hacer llegar a un mayor número de personas su sátira política. De hecho, este carácter político de las tiras cómicas hizo que la historieta estuviera durante mucho tiempo vinculada a periódicos y boletines. Sin embargo, revistas como Le Caricature y, posteriormente Le Charivari, iniciarían la tradición de la revista cómica especializada. A partir de entonces surgieron por todo el mundo publicaciones similares como Punch en Gran Bretaña, Fliegende Blätter en Alemania o Judge en Estados Unidos.
Siglo XX: Nace la industria del cómic
Es a finales del siglo XIX y principios del XX cuando comienza a surgir una verdadera conciencia comercial sobre la historieta, sobre todo enfocada al público infantil. Mientras que las tiras cómicas de los periódicos eran las que realmente gozaban de prestigio (y buena remuneración, todo hay que decirlo), paralelamente se desarrollaron multitud de editoriales que aprovecharon el tirón comercial de lo que hoy en día conocemos como noveno arte. Esta nueva industria se desarrollaría principalmente en Estados Unidos, aunque pronto se expandiría al resto de occidente.
Esta situación propició una auténtica revolución en este “nuevo” arte, ya que se empezaron a explorar diferentes formatos, técnicas, estilos y temáticas. También comienzan a explotarse de forma más consciente las series con personajes regulares, como es el caso de The Yellow Kid en la publicación Hogan’s Alley o, más adelante, la creación de Popeye el marino por Elzie Crisler Segar. En el resto del mundo también surgen publicaciones seriadas dedicadas principalmente a la comedia slapstick; en España, por ejemplo, nace en 1917 TBO, la inmortal revista que, tuvo tanto impacto en la sociedad española, que por muchos años su nombre fue sinónimo de cómic en nuestro país (tebeo).
La llegada de la Gran Depresión en 1929 impulsó a los editores de cómic a buscar nuevas ideas que atrajeran a un público cuya situación económica le obligaba a priorizar en su consumo. Entramos en la era de la tira de aventura, protagonizada por esos héroes sacados de la literatura pulp como Flash Gordon, The Phantom, Tarzán o El Príncipe Valiente, entre muchos otros. También se explorarían géneros como el terror o las historias de detectives, destacando la tira de prensa de Dick Tracy. Todo este escenario serviría como una especie de “sopa primigenia” en la que se cocinaría el gran protagonista del noveno arte durante las siguientes décadas: el superhéroe.
En 1938 nace Superman, dando paso a lo que se conoce como la Edad de Oro del cómic americano. Pero eso es una historia que dejaremos para otra ocasión.
Conclusión
Los cómics han recorrido un largo camino desde sus humildes comienzos como jeroglíficos y pinturas rupestres. A lo largo de la historia, han evolucionado y se han adaptado a la cultura y las necesidades de una sociedad en constante cambio. Hoy en día, la historieta, novela gráfica o como quieras llamarlo, es una forma de narrativa gráfica respetada y amada por personas de todas las edades en todo el mundo. Y, por supuesto, esperamos que así siga siendo por muchos años.